Investing.com — El Secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, ha declarado que espera reunirse con funcionarios de China en las próximas semanas, aunque no está seguro de cuándo tendrán lugar las discusiones.
En declaraciones a CNBC, Bessent añadió que EE.UU. no pretende desacoplar completamente su economía de la de China, sino proteger sus industrias de acero y aluminio.
Los comentarios se producen después de que EE.UU. y China acordaran una pausa de 90 días a los crecientes aranceles impuestos mutuamente y redujeran temporalmente sus respectivos gravámenes.
Washington ha reducido los aranceles "recíprocos" del presidente Donald Trump sobre China al 10%, mientras que un arancel del 20% relacionado con el presunto papel de Pekín en el flujo del fentanilo sigue vigente. Bessent señaló a CNBC que cree que China está seriamente comprometida en avanzar para abordar las preocupaciones estadounidenses sobre esta droga.
Mientras tanto, los aranceles de China sobre las importaciones estadounidenses se reducen al 10%, dijeron Washington y Pekín en un raro comunicado conjunto tras las conversaciones comerciales de alto nivel durante el fin de semana.
Se planean más negociaciones entre ambos, y los dos países podrían realizar consultas a nivel técnico sobre temas económicos y comerciales relevantes.
Los inversores, preocupados por que la disputa comercial pudiera convertirse en una crisis que amenace la actividad económica global y aumente la incertidumbre para las empresas, han recibido positivamente estos cambios. Los futuros de acciones estadounidenses subieron, extendiendo las ganancias ya registradas el domingo por la noche antes del anuncio. El dólar estadounidense se fortaleció frente a una cesta de divisas y el yuan chino también se apreció.
Representantes de EE.UU. y China habían sugerido previamente que sus discusiones resultaron en cierto progreso para descongelar las relaciones comerciales entre las dos mayores economías del mundo. Antes de las conversaciones, Trump había elevado los aranceles a China hasta al menos 145%, lo que llevó a Pekín a responder con gravámenes de represalia del 125% sobre importaciones estadounidenses. Bessent había sugerido que estas medidas equivalían efectivamente a un "embargo comercial".
A pesar de la relajación de estos elevadísimos aranceles, los analistas han señalado que los gravámenes siguen estando por encima de donde estaban al comienzo del segundo mandato de Trump en la Casa Blanca a principios de este año. Junto con los aranceles estadounidenses restantes sobre China, siguen vigentes aranceles universales del 10%, así como gravámenes sobre productos como acero, aluminio y automóviles.
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