
Por Laura García
TEGUCIGALPA, 8 dic (Reuters) - El escrutinio de las elecciones presidenciales de Honduras se reanudó el lunes tras tres días detenido y el candidato del conservador Partido Nacional, Nasry Asfura, seguía adelante por una diferencia de poco menos de 20,000 votos sobre el contendiente del centrista Partido Liberal, Salvador Nasralla, según los resultados oficiales.
Con el 87.99% de las actas escrutadas, Asfura, exalcalde de Tegucigalpa de 67 años y quien ha sido respaldado abiertamente por Donald Trump, obtenía el 40.20% de los votos, por delante del presentador de televisión Nasralla, que sumaba 39.49%. Más atrás figuraba la candidata del oficialista LIBRE, la exministra izquierdista Rixi Moncada, con el 19.30% de las preferencias y la mitad de votos que sus contrincantes.
"Después de realizarse las acciones técnicas necesarias (acompañadas de auditoría externa), los datos ya están actualizándose en la divulgación de resultados", dijo en X la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Ana Paola Hall.
"Candidatos y candidatas deben estar pendientes y, en su caso, presentar las impugnaciones que correspondan de acuerdo a la ley", agregó.
La tarde del viernes, cuando se detuvo el conteo de votos, el porcentaje de actas escrutadas era de 88.02%, ligeramente superior al porcentaje del lunes por la mañana. El CNE no explicó lo sucedido.
Aproximadamente el 14% de las actas presentan inconsistencias y serán revisadas, de acuerdo al CNE. Además, en el pequeño municipio San Antonio de Flores, donde estaban habilitados para votar poco menos de 5,000 hondureños, recién se realizaron los comicios el domingo, una semana después de que se denunciaran irregularidades que prohibieron la instalación de las juntas receptoras de votos.
La demora en el escrutinio ha llevado a organismos internacionales a instar a las autoridades hondureñas a agilizar el proceso y a implementar medidas que refuercen la confianza de la ciudadanía en los resultados electorales.
Nasralla ha denunciado un fraude en su contra y Moncada, quien pidió la nulidad de todo el proceso electoral, ha llamado a movilizaciones, protestas y huelgas.
El lunes, las calles de la capital Tegucigalpa y otras ciudades de Honduras permanecían tranquilas. Sin embargo, muchos recuerdan los comicios de 2017, cuando una treintena de hondureños fallecieron en masivas protestas callejeras luego de que el entonces mandatario Juan Orlando Hernández -indultado por Donald Trump- lograra la reelección en unos comicios ampliamente denunciados como fraudulentos.
La votación del 30 de noviembre transcurrió con calma y tranquilidad, según observadores electorales independientes. Sin embargo, la posterior difusión de los resultados ha sido caótica, con altibajos que han intensificado la frustración por la reñida contienda.
Los miembros del CNE han culpado a la empresa detrás de la plataforma de tabulación por el lento conteo de votos.
En las semanas previas a las elecciones -donde también se eligió a los 128 miembros del Congreso unicameral y miles de otros cargos públicos- el oficialismo y la oposición se acusaron mutuamente de planear un fraude y no ahondaron en planes concretos para resolver los grandes problemas que aquejan al país: narcotráfico, corrupción y la pobreza, que afecta a seis de cada 10 hondureños.