Investing.com - En las últimas semanas ha aumentado la preocupación en torno al estado de la economía estadounidense, sobre todo porque los inversores intentan calibrar el impacto relativo de las políticas arancelarias del presidente Donald Trump sobre el crecimiento.
Trump ha desplegado una serie de amenazas comerciales en los primeros meses de su segundo mandato en la Casa Blanca, pidiendo gravámenes a Canadá y México. Las importaciones procedentes de China, el mayor exportador mundial, también se han visto afectadas por nuevos recargos, mientras que Trump ha señalado a la Unión Europea acusándola de prácticas comerciales desleales.
También se han planteado aranceles sobre productos como el aluminio y el acero, y Trump ha ordenado a sus servicios que investiguen posibles gravámenes recíprocos bastante radicales.
La incertidumbre se ha convertido en una palabra omnipresente, sobre todo porque los economistas advierten de que la campaña de Trump para poner patas arriba el comercio mundial también podría avivar las presiones inflacionistas. La Reserva Federal ha llegado incluso a poner en pausa un ciclo de flexibilización de la política monetaria debido a las mediocres previsiones, afirmando que adoptará un enfoque de "esperar a ver qué pasa" ante cualquier posible futuro recorte de los costes de endeudamiento.
Los temores sobre las implicaciones de los aranceles de Trump han comenzado a notarse en los últimos datos económicos, con un descenso del gasto de los consumidores y una disminución de la confianza entre los compradores estadounidenses hasta mínimos de 15 meses. Las cifras nuevas de esta semana han mostrado que la actividad industrial de Estados Unidos creció a un ritmo relativamente estable en febrero, pero los precios pagados se dispararon y los pedidos nuevos descendieron.
Estos datos sugieren que la economía en general va camino de registrar un crecimiento negativo en el primer trimestre, según una medición del Banco de la Reserva Federal de Atlanta.
En una nota a los clientes, los analistas de Academy Securities dicen que, si bien sigue siendo difícil evaluar qué impacto tendrá el aluvión de propuestas arancelarias de Trump, el informe de la Fed de Atlanta fue una "reacción preventiva" de las empresas de todo el mundo a los posibles gravámenes de Estados Unidos.
"Es probable que parte de esto se revierta", añaden los analistas. Sin embargo, señalaron que cuanto más tiempo intenten las empresas anticiparse a los cambios de política monetaria, más daño podría hacer a la economía en general.
Como resultado, "deshacer" el impacto de tales cambios en el comportamiento de las empresas puede resultar "más difícil", señalan los analistas.