El Dólar estadounidense se sitúa en mínimos de dos meses justo por encima de 150.00 frente al Yen japonés el lunes, después de haber repuntado alrededor de 300 pips desde los niveles de cierre del viernes, tras la victoria de la candidata pro-estímulo, Sanae Takaichi, en las elecciones del LDP del fin de semana.
Se espera ampliamente que Takaichi reemplace a Shigeru Ishiba como la primera mujer primera ministra del país, y sus posiciones anteriores en contra del endurecimiento monetario han aumentado las expectativas de un regreso a una política monetaria más laxa y planes de gasto más grandes.
Estas esperanzas ponen en duda los planes del Banco de Japón de endurecer su política monetaria. Los inversores están reduciendo las expectativas de un aumento de tasas en octubre, lo que está desencadenando lo que los mercados ya han denominado "comercio Takaichi", que consiste en un Yen más débil y mayores índices de acciones.
La debilidad del Yen es el principal motor del rally del USD/JPY, ya que, en EE.UU., el escenario fundamental sigue siendo en gran medida desfavorable. El cierre del Gobierno de EE.UU. ha entrado en su segunda semana con las negociaciones entre demócratas y republicanos estancadas, y Trump ha amenazado con despidos masivos en el sector público. Esto probablemente pesará sobre el Dólar estadounidense tan pronto como los inversores vuelvan a centrar su atención en EE.UU.
El Banco de Japón (BoJ) es el banco central japonés, que fija la política monetaria del país. Su mandato es emitir billetes y llevar a cabo el control monetario y de divisas para garantizar la estabilidad de los precios, lo que significa un objetivo de inflación en torno al 2%.
El Banco de Japón se ha embarcado en una política monetaria ultralaxa desde 2013 con el fin de estimular la economía y alimentar la inflación en medio de un entorno de baja inflación. La política del banco se basa en el Quantitative and Qualitative Easing (QQE), o impresión de billetes para comprar activos como bonos del Estado o de empresas para proporcionar liquidez. En 2016, el banco redobló su estrategia y relajó aún más la política introduciendo primero tipos de interés negativos y controlando después directamente el rendimiento de sus bonos del Estado a 10 años.
El estímulo masivo del Banco de Japón ha provocado la depreciación del Yen frente a sus principales pares monetarios. Este proceso se ha exacerbado más recientemente debido a una creciente divergencia de políticas entre el Banco de Japón y otros bancos centrales principales, que han optado por aumentar bruscamente los tipos de interés para combatir unos niveles de inflación que llevan décadas en máximos históricos. La política del Banco de Japón de mantener los tipos bajos ha provocado un aumento del diferencial con otras divisas, arrastrando a la baja el valor del Yen.
La debilidad del Yen y el repunte de los precios mundiales de la energía han provocado un aumento de la inflación japonesa, que ha superado el objetivo del 2% fijado por el Banco de Japón. Aun así, el Banco de Japón juzga que todavía no se vislumbra la consecución sostenible y estable del objetivo del 2%, por lo que parece improbable un cambio brusco de la política monetaria actual.