
El mercado bursátil chino ha subido recientemente casi 1,3 billones de dólares. Ese fuerte aumento en agosto pilló desprevenidos a los analistas. En lugar de ser una prueba de una economíatron, el repunte se percibe ahora como la recompensa de dinero gratis y préstamos de margen.
Las autoridades de Pekín están preocupadas. Los responsables políticos están atormentados por los estragos del desplome del mercado de 2015, cuando se perdieron 6,8 billones de dólares. El recuerdo de ese colapso influye ahora en cómo los reguladores abordan el auge actual. Se esperaba que el banco central, el Banco Popular de China (PBOC), recortara otra tasa y quizás redujera el coeficiente de reservas obligatorias (RRR) de los bancos antes de fin de año. Pero el repunte ha complicado ese panorama.
“La liquidez podría ser el principal factor que impulsa el actual repunte de las acciones chinas”, afirmó Yu Xiangrong, director de economía de la Gran China en Citi. “No hay necesidad de impulsar aún más el repunte en este momento”.
El Banco Popular de China y los reguladores del mercado tampoco se han quedado de brazos cruzados. Los informes indican que también buscan endurecer las normas sobre la financiación con margen, un negocio que alcanzó la cifra récord de 2,3 billones de yuanes, o 322.000 millones de dólares, este mes. Uno de los principales factores que ha provocado volatilidad ha sido el uso excesivo de apalancamiento.
Otras medidas posibles incluyen modificar los límites de las ventas en corto y reforzar los controles sobre las operaciones especulativas. El objetivo es mantener la estabilidad del mercado, sin generar pánico.
Sin embargo, el repunte no se ha distribuido de forma uniforme. La mayor parte de las compras provienen de fondos estatales y grandes instituciones, no de inversores minoristas. Esto contrasta con 2015, cuando los inversores individuales acudieron en masa a las acciones, lo que agravó la caída.
El banco central se encuentra en un aprieto político. Por un lado, la economía se está desacelerando. China se enfrenta a una nueva guerra comercial con EE. UU., a una confianza debilitada en el sector inmobiliario y a un gasto de consumo bajo. Las cifras de exportación también han decepcionado.
Por otro lado, si se recortan los tipos o se inyecta más liquidez ahora, existe el riesgo de que los activos se sobrevaloren aún más. Los analistas advierten que, si el repunte se desvanece, podría afectar negativamente el patrimonio de los hogares y socavar los esfuerzos de Pekín por fomentar la confianza en la renta variable como vehículo de inversión a largo plazo.
Duncan Wrigley, economista jefe para China en Pantheon Macroeconomics, dijo que el repunte de las acciones probablemente fortalecería la determinación de los responsables políticos de evitar una flexibilización monetaria generalizada.
Bancos globales como Citigroup y Nomura han ajustado sus pronósticos. En lugar de un cambio en septiembre, ahora esperan que el Banco Popular de China espere hasta finales de este año; en este momento, la flexibilización probablemente sería más moderada que la agresiva flexibilización que se había anticipado anteriormente.
Bloomberg Economics señaló que si bien la debilidad de la economía respaldaba los argumentos a favor de una mayor flexibilización monetaria, el aumento de las acciones significaba que el Banco Popular de China probablemente sería cauteloso a la hora de inyectar más liquidez.
Los analistas habían pronosticado previamente recortes de hasta 40 puntos básicos durante 2025, lo que representaría el mayor ciclo de flexibilización de la última década. Ahora, lo más probable es un recorte de 10 puntos básicos y, en el mejor de los casos, de 50 puntos básicos del RRR para finales de año.
En cambio, el gobierno está optando por una combinación de medidas fiscales, gasto en infraestructura y recortes de impuestos, en lugar de una flexibilización monetaria a fondo. Este ajuste generaría crecimiento sin generar burbujas de activos más riesgosas.
Pero es un delicado equilibrio. Si el mercado de valores se dispara aún más sin control, Pekín podría estar más inclinado a limitar la especulación. Pero si las señales de crecimiento se evaporan, el banco central podría verse obligado a actuar de nuevo, quizás este mismo verano, incluso con el riesgo de inflar burbujas.
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