
Francia se está desmoronando y la economía global corre el peligro de sufrir daños colaterales. Marine Le Pen, una potencia de extrema derecha, se asoció con legisladores de izquierda para llevar a cabo un truco político que derrocó al gobierno de tres meses del primer ministro Michel Barnier.
Esta fue una crisis en toda regla. Los legisladores de la Asamblea Nacional aprobaron una moción de censura, lo que hizo que Barnier se fuera en un tiempo récord. Ese fue el mandato más corto de un primer ministro francés desde que se estableció la Quinta República en 1958.
El caos ha dejado a Francia sin un gobierno estable y sin una manera clara de arreglar las cosas. Y los inversores están asustados. Si bien las acciones estadounidenses alcanzaron un récord, Bitcoin tropezó un poco y desde entonces se ha mantenido por debajo de los 100.000 dólares.
Las primas de riesgo de los activos franceses han alcanzado niveles no vistos en más de una década. El índice CAC 40, el principal índice bursátil de Francia, ha bajado un 1,5% este año, lo que lo convierte en uno de los de peor desempeño entre los principales mercados. Los costos de endeudamiento han superado a los de Grecia, un país conocido por sus problemas económicos.
La inestabilidad de Francia se siente en toda la economía global, lo que se suma a una situación ya precaria. En Alemania, la producción industrial cayó inesperadamente en octubre, un comienzo difícil para el último trimestre del año. Alemania, la economía más grande de Europa, ya estaba luchando con un sector industrial lento. Ahora, incluso la industria de servicios está mostrando signos de debilidad, según encuestas empresariales recientes.
El Banco Central Europeo no está ayudando mucho. Christine Lagarde dice que la lucha contra la inflación aún no ha terminado, aunque el BCE se acerca al final de su ciclo de ajuste. La inestabilidad de Francia sólo complica los planes del BCE para estabilizar la eurozona. Los inversores están nerviosos y la salud económica general de la eurozona parece cada día más frágil.
Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, el mercado laboral estadounidense muestra señales contradictorias. El crecimiento del empleo repuntó en noviembre, pero la tasa de desempleo también aumentó cuando el desempleo de larga duración alcanzó un máximo de tres años. Industrias como la atención médica, la hotelería y el gobierno agregaron empleos, mientras que el comercio minorista experimentó sus recortes más pronunciados en un año. Aunque esto muestra una economía enfriándose, no está en caída libre.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha advertido que los riesgos globales se están acumulando. Las tensiones comerciales, la inestabilidad política y la creciente deuda están amenazando la resiliencia de la economía global.
El dent francés, Emmanuel Macron, está luchando por controlar los daños. En un discurso televisado, insistió : “El mandato que me diste democráticamente es por cinco años y lo ejerceré plenamente”. Eso es fácil de decir, pero mucho más difícil de cumplir.
Su mandato termina en 2027, pero no está claro cómo puede liderar eficazmente con una Asamblea Nacional tan fracturada. Prometió nombrar un nuevo primer ministro en unos días, alguien que pudiera formar un “gobierno de interés general”. Sin embargo, dadas las divisiones en el parlamento, esto parece una ilusión.
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