Por Ron Bousso
LONDRES, 5 may (Reuters) - Las principales compañías petroleras y gasistas observan con inquietud el empeoramiento de las perspectivas económicas mundiales, pero por el momento parecen estar haciendo poco por corregir el rumbo ante la tormenta que se avecina.
El nivel de incertidumbre en los mercados mundiales de la energía se ha disparado en los últimos meses debido a los vaivenes arancelarios del presidente de Estados Unidos, Donald Trump (link), las negociaciones en punto muerto sobre el conflicto de Ucrania (link), el endurecimiento de las sanciones (link) a Irán y los crecientes signos de desacuerdo (link) entre la OPEP y otros grandes productores.
Los precios del crudo han caído unos 20 dólares desde principios de año, hasta los 62 dólares por barril, muy por debajo del precio que las grandes empresas energéticas necesitan para mantener sus planes de gasto y, al mismo tiempo, ofrecer una elevada rentabilidad a sus accionistas sin endeudarse.
Probablemente, lo que más preocupa a las empresas es el desplome de los precios a largo plazo, que están entrando en una estructura conocida como contango, en la que los contratos que comienzan en enero de 2026 cotizan por debajo de los de más adelante, lo que indica una menor demanda.
Los directivos son conscientes del empeoramiento de la situación.
"De hecho, hemos entrado en un periodo de mayor incertidumbre macroeconómica y geopolítica", declaró Patrick Pouyanne, Consejero Delegado de TotalEnergies TTEF.PA, en una reunión con analistas celebrada el miércoles.
Este "paisaje fluido" está enturbiando las perspectivas de la demanda de petróleo y los costes operativos, al tiempo que aumenta la volatilidad, dijo, añadiendo, sin embargo, que no hay necesidad por ahora de entrar en pánico o reaccionar de forma exagerada.
De hecho, hay pocos indicios de que las empresas tengan planes de cambiar su comportamiento por el momento.
Exxon Mobil XOM.N, el mayor productor de petróleo y gas de EE.UU., mantuvo en (link) sus previsiones de gasto para 2025 en una horquilla de entre 27.000 y 29.000 millones de dólares, mientras que TotalEnergies, Shell SHEL.L y Chevron CVX.N también se atuvieron a previsiones anteriores.
BP BP.L, que se enfrenta a una profunda crisis (link), sí redujo su gasto anual previsto en 500 millones de dólares, hasta 14.500 millones, y su consejero delegado, Murray Auchincloss, afirmó que podría recortarse en otros 2.500 millones si fuera necesario, una cifra asombrosa que podría provocar una contracción de la producción.
TODO SIGUE IGUAL
La economía doméstica básica sugiere que cuando los tiempos se ponen difíciles -y podrían ponerse más difíciles- lo más sensato es recortar gastos y evitar el endeudamiento. Por ello, uno de los signos más reveladores de que las grandes petroleras siguen "como siempre" es que las empresas han optado por endeudarse más para mantener la recompra de acciones y los dividendos.
Shell (link) y TotalEnergies (link) mantuvieron un ritmo constante de recompra de acciones en el primer trimestre, de 3.500 y 2.000 millones de dólares, respectivamente, a pesar del debilitamiento de las perspectivas. En el mismo periodo, Exxon pagó 4.300 millones de dólares en dividendos y recompró 4.800 millones en acciones, con lo que va camino de cumplir un objetivo anual de recompra de acciones de 20.000 millones de dólares.
Chevron tiene previsto reducir el ritmo de recompra de acciones en el segundo trimestre, pero en general aspira a gastar entre 11.500 y 13.000 millones de dólares este año. Si bien BP ha recortado la compra de acciones, esto es un reflejo de sus propios problemas, más que de las condiciones de todo el sector.
La deuda neta global de las cinco empresas aumentó en el primer trimestre de 2025 a 153.000 millones de dólares, frente a los 129.000 millones de los tres últimos meses de 2024.
La deuda neta de TotalEnergies casi se duplicó, hasta 20.100 millones de dólares, mientras que la de Chevron aumentó un 41%, hasta 25.000 millones. La deuda de BP, Shell y Exxon aumentó de forma más moderada.
El ratio deuda/capitalización bursátil de las empresas sigue siendo relativamente bajo, con la excepción de BP. Pero el grupo necesitaría un precio del petróleo de unos 80 dólares o más para poder cumplir orgánicamente sus programas de dividendos y recompra de acciones en 2025, según RBC Capital Markets.
NUBES OSCURAS
Se podría argumentar que la respuesta es razonable. Las grandes empresas con balances sólidos no deberían reaccionar precipitadamente a los periodos de incertidumbre. Y mantener contentos a los accionistas con una buena rentabilidad es un objetivo comprensible que los ejecutivos se resistirían a abandonar (link), sobre todo teniendo en cuenta los problemas a largo plazo a los que se enfrenta el sector.
Sin embargo, estas empresas, que producen, refinan, comercializan y venden enormes volúmenes de petróleo y gas, son muy sensibles a los cambios en la actividad económica mundial y la demanda de energía.
Aunque es imposible predecir cómo resultarán en última instancia los aranceles de Trump y la guerra comercial de Estados Unidos con China, hay pocas dudas de que la actividad económica mundial sufrirá un golpe en los próximos meses.
La Agencia Internacional de la Energía recortó drásticamente el mes pasado su previsión de demanda mundial de petróleo (link) para 2025 a 730.000 barriles diarios desde los 1,03 millones de bpd que proyectó el mes anterior.
Por tanto, sería prudente que las petroleras y los inversores se prepararan para un deterioro significativo de los beneficios. Pero, por ahora, parece que los ejecutivos se atienen a lo de siempre.
** Las opiniones expresadas aquí son las del autor, columnista de Reuters. **
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